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  • Montessori de Morelia

¿Tu hijo golpea, grita, llora o hace berrinches?


Los padres me preguntan de disciplina más que cualquier otro tema: "¿Qué hago si mi hijo golpea, grita, llora o hace berrinches?"


Podría dar soluciones prácticas inmediatas -parches-, pero me interesan más las soluciones permanentes. El “mal comportamiento” muchas veces no es lo que parece -siempre hay una causa oculta, algo que lo provoca.

La propia historia de María Montessori nos ofrece una pista sobre el enigma del mal comportamiento. Una médica italiana, que trabajó con niños con necesidades especiales en hospitales psiquiátricos, se convirtió en una sensación cuando sus alumnos aprobaron los exámenes estatales regulares, muchos de ellos con gran éxito.  La Dra. Montessori se preguntaba qué efecto tendrían sus métodos si los usaba con niños “normales”. Tuvo la oportunidad de ponerlo en práctica cuando en Roma se llevó a cabo un proyecto de vivienda para trabajadores migrantes, y había necesidad de cuidar a los hijos de aquellos trabajadores mientras laboraban. Así fue como la Dra. Montessori llegó a tener a su cargo unos 40 niños de 3 a 6 años.

Sus métodos dieron resultados milagrosos. En un año, aristócratas, académicos, profesores y padres de familia alrededor del mundo comenzaron a visitar su escuela ante la noticia de niños de 4 años de edad escribiendo de forma espontánea. Y no sólo eso: aquellos sucios, hoscos, y tímidos niños, hijos de trabajadores pobres y analfabetos, se habían convertido en pequeños seres independientes, auto-disciplinados, educados y gráciles.

María Montessori relata su experiencia en La Mente Absorbente: "Los desordenados se volvieron ordenados, los pasivos se volvieron activos, y los niños inquietos y problemáticos, se convirtieron en una ayuda para el salón de clases. Estos resultados nos hicieron comprender que sus defectos habían sido adquiridos y no eran innatos. Todos estos disturbios venían de una sola causa, que era un insuficiente alimento para la vida de la mente " (p.199, Kalakshetra)

En esto radica la causa de los gritos y berrinches de los niños difíciles: "insuficiente alimentación para la vida de la mente" -

Y ¿cómo podemos dar a nuestros hijos el alimento suficiente para su mente?


Permíteme ofrecerte algunos lineamientos con los que se puede comenzar:

1. AYÚDALO A HACER LAS COSAS POR SÍ MISMO. Mi hija me lo recuerda constantemente con sus “¡YO SOLITA!” Esa pequeña queja (a veces en completo llanto) es un acto de auto-preservación. Ella necesita aprender a hacer cosas por sí misma y volverse independiente. La supervivencia de la raza humana ha dependido de nuestro instinto por la auto-suficiencia.

Si he desabrochado sus botones, abierto la puerta para ella, o vertido la leche para ella, ahora daré dos pasos atrás y abrocharé los botones, o cerraré la puerta, o regresaré la leche y dejaré que ella lo haga por sí misma.

Eso no es malcriarla, o ceder ante ella. Eso es darle la ayuda que realmente necesita. ¿Alguna vez sin darte cuenta haces cosas por tus hijos de manera automática, cosas que ellos pueden hacer por sí mismos? ¿Servirles la comida, limpiar después por ellos, vestirlos? Sí, para nosotros los padres, eso es automático… pero si tienes un niño que hace berrinches, fíjate si te has entrometido en su independencia y lo trataste como a un bebé. Si hay algo que ellos odian, es ser tratados como bebés cuando ya no lo son, ser un bebé de nuevo.

2. DALE A TU HIJO MUCHAS OPORTUNIDADES DE TRABAJAR CON SUS MANOS. Las cocinas de juguete están bien, pero hacer como que cocinan con un sartén de plástico nunca requerirá el tipo de coordinación mano-ojo, el cuidado y atención que requiere el hacer unas crepas de verdad, en una sartén de verdad. Las muñecas y los carritos son buenos juguetes, pero actividades como martillar un clavo, coser con una aguja, o cortar con tijeras, son aún mejores para el desarrollo de su mano e intelecto, y los niños prosperan al perfeccionar su coordinación y habilidades. Siempre que todo lo que utilicen sea de tamaño infantil, adecuado a su talla, este tipo de actividades los hacen felices, independientes, y les dan confianza y seguridad. Espera que se absorban por completo en su trabajo y que hagan cosas que nunca imaginaste ver a un niño pequeño haciendo. Un niño de año y medio ya puede usar muchos utensilios de cocina. Mis hijos usaron su primer par de tijeras a los 19 meses, cortaron con cuchillos a los 20 meses, y cocinaron huevos revueltos a los 22 meses.

3. LOS NIÑOS TRABAJAN MEJOR CUANDO LAS ACTIVIDADES SE BASAN EN LAS HABILIDADES DE LAS ACTIVIDADES ANTERIORES. El andamiaje educativo mejora el aprendizaje. Si tu hijo nunca ha derramado agua antes, no lo pongas frente a un sartén caliente a verter huevos. Para aprender de vertido, un niño pequeño puede empezar jugando con tazas en la bañera. Luego se le puede dar una jarra y un vaso para verter su propia leche a la hora de la comida. Más adelante, se le puede enseñar a verter a través de un embudo antes de dejarlo verter algo que se deslice más rápido, como serían los huevos. Deja que tu hijo primero pele plátanos, luego, mandarinas, y después déjalo manipular huevos. Permítele que ayude a cocinar haciendo mezclas -primero algo líquido, luego algo más espeso- antes de pasar a las ensaladas o espaguetis…Sí, ¡la cocina es un lugar excelente para desarrollar habilidades!

Si tu hijo está haciendo un berrinche, gritando, golpeando, maldiciendo, es necesario atender esa conducta y lidiar con ella. Y sí, es más que probable que encuentres resistencia. Pero un niño que está concentrando en hacer algo con sus manos y se absorbe en esa actividad, no está interesado en hacer un berrinche. Está demasiado ocupado. Y por lo general verás que cuando sale de un período de concentración, estará más feliz, más tranquilo y más dispuesto a hacer lo que le pides. 

Una última reflexión: los niños pequeños necesitan mucha colaboración. Si no quieren hacer algo hoy (a pesar de que lo hicieron muy bien ayer), es porque sus cerebros no están aún lo suficientemente desarrollados para tener el tipo de consistencia, regularidad o coherencia que uno desea y espera de parte de un adulto. Hoy podrían necesitar sólo un poco más de ayuda. Pero no demasiada… sólo la suficiente para que vuelvan al camino.

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